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viernes, 1 de mayo de 2009

¿CUANTOS JUANES ESCRIBIERON EL EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JUAN?



¿CUANTOS JUANES ESCRIBIERON EL EVANGELIO Y LAS CARTAS DE JUAN?


Este escrito, que nos ayuda a entender más, uno de los grandes enigmas de la historia es el saber sobre la autenticidad, de la Palabra De Dios, bien sea el antiguo o el nuevo testamento; estas dataciones, que desde siempre han despertado más de una pasión, nos permiten de un modo u otro tratar de imaginar una realidad lejana llena de verdaderos enigmas que muchas veces aparecen, con más fuerza que otras, afirmando o desconcertando hechos que para muchos es de vital importancia para el mantenimiento de su fe. Es el caso del evangelio de Juan, que a diferencia con los sinópticos, nos muestra una visión sin tapujos ni mayores retoque del Jesús Histórico que todos queremos encontrar, para la confirmación de su existencia y su promesa de salvación para con nosotros. Pero ¿quien es Juan y como hace posible que su evangelio y sus cartas sean tan controversiales, pero exactas?
Los evangelios, sinópticos son perfectos, para quien quiera encontrar a un Jesús 100% humano, pues desde su nacimiento hasta su crucifixión, así se muestra; muy igual a nosotros, muy dolido con las cosas y sentimiento de los hombre, muy hombre.
Pero vemos como en Juan cambia todo y sin importar incluso lo que se pueda decir o hacer ahora; el nos muestra a un Jesús definitivamente Divino, en todo el sentido de la palabra,; además que el contenido de este evangelio es sin duda una narración, tan directa en los hechos como en el sentimiento que el Seño Jesús quería transmitir y actualmente quiere seguirlo haciendo. Tal vez Juan, al igual que en la mayoría de escritos bíblicos, solo quería narrar un hecho que resaltara la importancia de un hombre como Jesús en su vida y en la vida de su comunidad, y por eso no escatimara ni en su evangelio ni en sus cartas en mostrarlo así, no es su prioridad, lo que para el es vital es definitivamente, resaltar a Jesús hijo de Dios, hijo amado de Dios; quien ha sido el único que la ha visto cara a cara y conoce su Plan Salvífico, porque comparte su misma naturaleza. Pero el no pudo haber hecho solo, además que debió desde siempre, para narrar estos hecho, haber contado con ciertos privilegios para seguir tan de cerca la historia del Nazareno. Privilegios que aunque en muchas ocasiones muy especulativos, tiene un tinte de religiosidad judía que desde siempre se destaco en su fidelidad, a la hora de narrar determinados hechos, poniendo en tela de juicio, una y otra vez, todas las posibles teorías de este amplio personaje bíblico.
Es el caso de Rudolf Bultmann, quien describe este evangelio como gnóstico, por su perfección a al hora de narrar los hechos, además, porque argumenta que no pudo ser escrito por el propio Juan Zebedeo, por su antigüedad como escrito, pues este aparece es a mediados del siglo I (D.E.C), haciendo de este, de dudosa procedencia histórica, que en su mucha perfección da pie para que se piense que fue toda una investigación de los hechos ocurridos, cuando Jesús paso por la historia humana en su forma de hombre.
En Juan, encontramos más que esto, para nada su autor que en ningún lado aparece relacionado (solo fue tenido en cuenta que Juan sea el autor de este evangelio desde Ireneo de Lyón 200), que aunque el tipo de lectura parezca demasiado poético, su sentido es el de presentar las palabras de Jesús lo más personales posibles, con respecto a sus vivencias en Jerusalén, de manera que el lector recibiera realmente los contenidos decisivos de este mensaje y encuentre en ellos la figura autentica de Jesús, como el hijo del Bendito, o el profeta esperado del Deuteronomio; él quería a toda costa destacar que la gran promesa del Deut. 34,10 se habría de cumplir en Jesús, era su único afán.
Ahora con respecto a las cartas de Juan,, es importante destacar que fue incluso el último apóstol en morir, y por eso se puede tener pendiente que pudo hacer su escuela joánica, formándola y dirigiéndola por mucho tiempo, hasta la consecución de sus días, dejando sucesores, que en un momento determinado, resaltaron sus escritos y narraciones, sus herederos que pudieron hacer tangibles las experiencias cristianas de Juan el discípulo amado; entre estos herederos podemos tal vez encontrar al predicador, de quien se asume que fue el que recibió de boca de Juan Zebedeo, las vivencias con Jesús.
Es claro que para Ratzinger, es de vital importancia que el evangelio d Juan no pierda para nada su visión divina de Jesús, al fin y al cabo, Él es el hijo de Dios y eso es ya un hecho irrelevante en su defensa por esta creencia. Es por ello que defiende la forma en que pasaron los hechos para Juan y su escuela, siempre defendiendo, la posición divina de su Maestro.
Para terminar, debo decir que me ha parecido muy bueno el texto, en un enfoque diferente de la realidad, mirándolo desde incluso, las leyes y tradiciones judías que tenían en ese tiempo tanta importancia en el proceder de la gente y sus creencias, haciendo que se mantenga cierta fidelidad, con respecto a los hechos y sus consecuencias. Considero que para entender la Palabra de Dios además de tener un discernimiento que viene de lo alto, es también importante entender y conocer mucho el entorno en el que se dieron lo hechos, para poder darle la importancia exacta, desde nuestro mínimo alcance sobre el tiempo.
Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), escritor de “Jesús de Nazaret” nos muestra todo un cuestionamiento, acerca del evangelio de Juan y sus cartas, que se encuentran el al N. T., que aunque no lo escribiera, según este autor, solo el apóstol Juan, si incluye sus recuerdos y testimonios junto a Jesús
Ratzinger, tratando de llegar a una confirmación de su teoría, se soporta con otros teólogos tan destacados como son. Rodolfo Bultmann, el siendo exegeta y teólogo luterano alemán,, es muy preocupado por las condiciones de credibilidad del mensaje evangélico, basado en la filosofía de Heidegger, para expresar de forma existencial los testimonios del nuevo testamento (existencialismo). El considera que para poder entender por ejemplo el evangelio de Juan es importante desmitologisarse y convertirse en vital, para entender a este teólogo y para evangelizar correctamente.
El sobre este evangelio expresa abiertamente que es de origen gnóstico no aportando cosas tan creíbles, para poder tener certeza de quien lo escribió.
Contrario a esta tesis, Ratzinger cita a Ireneo de Lyon, quien fuera discípulo del obispo de Esmirna Policarpo, quien fue discípulo del apóstol Juan y que siempre fue en contra de la visión gnóstica. Ireneo ante el obispo Romano Víctor (190) para defender ciertas cosas de los cristianos querían conservar de los judíos como el mismo día de la pascua.
Ireneo, seria el primero en identificar a Juan como el apóstol que acompañaría a Jesús desde su bautizo, hasta la ultima cena, la cruz y la resurrección (JN 1, 19-28) (Jn 13, 1-17, 26) (JN 19, 25-27) (JN 20, 21-23).
Además de esto se asume según (JN 18 15) que este discípulo amado, hiciera parte de familia sacerdotal dando un aclare del porque este discípulo pudo entrar con tanta facilidad a la casa del sumo sacerdote acompañando a Jesús. También esto explica porque, dicho discípulo que se dice que es Juan de fe de lo que vio y escucho en la pasión de Cristo (JN 19-35).
Peo otra duda es notoria en toso esto; fuera del evangelio aparece en las cartas de Juan otro personaje que a Bultmann le hace dudar mas sobre la autenticidad y veracidad el evangelio y es que aparece “Juan el presbítero” a lo cual Eusebio llego a pensar en que el señor, tenia dos discípulos con el mismo nombre, claro que el mismo Eusebio analizando las obras del obispo Papias de Hierapolis, en las cuales el obispo decía que había recibido la doctrina de aquellos que habían sido seguidores y hasta discípulos de Juan en este caso.
Entre estos discípulos el obispo de Papias menciona a un Presbítero Juan, con el que cuenta, tuvo contacto. Este presbítero aparece en la segunda y la tercera carta de Juan (en ambas Jn 1,1), como el presbítero o el anciano, como remitente y autor, sin mencionar el nombre de Juan. Papias argumenta que aunque el presbítero Juan sea otro Juan, dio explicación de las sentencias del Señor, porque fue discípulo y sucesor del Juan apóstol.
Otro aspecto de suma importancia en el evangelio de Juan, es su indicación importante del carácter litúrgico del evangelio, es que toma el ritmo del calendario de fiestas de Israel para resaltar con gran importancia la misión de Jesús.
Empezando esta con la pascua de los judíos (Ex 7,10), de la cual se hace relación con el tema de la cruz y la resurrección (Jn 2,13-25); probablemente la curación de paralítico fue en las fiestas de las semanas (sabu’ot) pentecostés. También se relaciona la repartición de los panes con la pascua (Jn 6,4, Ex 12); el gran sermón sucesivo de Jesús, se pone en el contexto de la fiesta de las tiendas sucot o fiesta de los tabernáculos (Jn 7,38 ss.). Para finalizar encontramos a Jesús durante el invierno en la fiesta de la dedicación de templo el Hanuká o de las luces (Jn 10,22) y Jesús asiste ya a su gran Última Pascua como verdadero cordero (Jn 19,17-27).
Se analiza finalmente que en el evangelio de Juan, que esta toda la dinámica de la historia de la salvación, mostrando un “yo soy”, que nos remite al culto del sacramento eucarístico.
Vemos entonces aquí como Joseph Ratzinger “Benedicto XVI”, nos muestra una visión de Juan diferente a lo que se puede apreciar a simple vista en el evangelio y sus cartas.
Nos da la oportunidad de saber, cómo un teólogo como Bultmann (1), el tan preocupado por mostrar la veracidad de los textos bíblicos, se atreve a decir que para él Juan es muy gnóstico en su evangelio, y por ende, poco creíble que él haya sido quien lo escribió, que pudo ser este evangelio el resultado de toda una investigación hecha por la escuela de Juan, por así decirlo.
También y haciendo algo de contrapeso el la lectura, con respecto a que si fue Juan quien escribió el evangelio, encontramos a Ireneo de Lyón (2), quien defendió en su tiempo tanto la posición de Juan, que por él se reconoce este nombre como autor del evangelio y las cartas. El apoyado en la tesis de Policarpo (de quien fuera discípulo), argumenta que fue Juan el que acompaña a Jesús en su caminar por la tierra desde su bautismo hasta su resurrección (Jn1 ,19-28; 13, 1; 17, 26; 19, 25-27; 20, 21-23).
Encontramos ya otro dato curioso, el que nos ofrece san Eusebio, con respecto a un dato curioso como el de él “presbítero”, que se encuentra en las llamadas cartas de Juan, como remitente. Pareciera como si este discípulo muy amado no quisiera en toda la historia bíblica aparecer de una manera formal o simplemente, se confirma definitivamente que no fue solo un Juan sino varios los que resaltan con gran importancia la misión de Jesús.
En definitiva, se muestra que en el evangelio de Juan, se ve por todo su carácter divino, más plasmado que en los sinópticos la historia salvífica para los hombres. Es mucho más cargado de fechas destacadas (fiestas judías) que terminan resaltando cada vez más el Jesús eucarístico que conocemos hoy.




(1) Ireneo de Lyón: Asia menor (180)- Lyón (202)
(2) Bultmann, Rudolf: Wiefelstede (1884) – Mambúrgo (1976) exegeta y teólogo luterano

comentarios paralelos: INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA


INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA
PERSPECTIVA:

Los autores Maurizio Flick y Zoltan Alszeghy, manejando como en todos sus escritos teológicos, un sentido muy original, desde un punto de vista histórico pero novedoso al mismo tiempo, nos muestran en este tema de antropología teológica un aporte importante con respecto a la teología contemporánea que se basa en la palabra de Dios en dos enfoques: el primero la salvación, que l igual nos nuestra la doctrina sobre el hombre a la luz de Dios.
Esta apoyada como decimos, en la palabra de Dios se revela así desde el arrepentimiento en el Éxodo (Ex 14, 13-15ss), el exilio en Babilonia (Is. 46,13; 52,10-11), los adversarios (Sal 106,10) , las derrotas (Deut 20,4), la opresión (Jue. 3,31), el Señor como Salvador (Sal 23). En el N.T., se apoya en el arrepentimiento (Mc. 1,15; Lc 5,32; 13, 3-5) entronizar a Dios (Lc. 8,2; 19,9; Jn 8,11; Mt 9,9) perdón (Mc 2,5) acercarse a Dios (Lc 18,9-10), tener salvación experimentada desde el amor (Jn 3,5-16; 5,24; 12, 25) entre otros capítulos bíblicos.
En segundo lugar nos encontramos con la revelación que es el mensaje, en donde se apela al consentimiento total del que lo escucha para que encuentre en Cristo su salvación, es decir su desarrollo pleno de su existencia personal. Según Flick y Alszeghy el concilio vaticano II, nos muestra que dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad. Dios invisible (Col. 1,15; Tim 1,17), habla a los hombres como amigos (Ex 33,11; Jn 15, 14-15) y motiva con gran amor y mora con ellos (Brc 3,38).
El carácter cristológico de la revelación “yo soy el camino la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mi…Jn 14,6” “Nadie conoce a Hijo, sino el Padre y al Padre no lo conoce más que el Hijo y aquel a quien se lo quiera revelar…Mt 11,27). A Dios nadie lo vio jamás, el Hijo Único que es Dios y que está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer (Jn 1,18).
Cristo es la plenitud de toda la revelación, porque él es al mismo tiempo Dios es persona y la palabra de Dios, que se ha acercado a la humanidad de una forma insospechada y nos lo ha dicho todo. Aquí ya no cabe esperar otra revelación (Dei verbun 2).
En el Concilio Vaticano II, se muestra como han sido, vitales las orientaciones de Flick y Alszeghy, del como construir desde la palabra de Dios. La vida de la gracia del hombre depende de esto de confesar la verdad, servir santamente y evitar hace el mal.
Viendo como salvación en el A.T., es enfocada claro esta, en las necesidades del pueblo de Israel desde su Éxodo; pasando desde el exilio babilónico, las defensas frente a los adversarios, viviendo con la opresión para siempre, teniendo presente que YHWH el Señor es el Salvador y que incluso porto vendrá su mesías prometido, dejaron claro para Flick y Alszeghy, que el afán de los judíos, era mantener muy, claro la reunión de Israel como pueblo elegido Por Dios, único he irrepetible.
Por otro lado este texto, nos subraya, también el cambio que este pensamiento centrífugo de los judíos tiene un revés en la parte de la salvación mesiánica, cuando en el N.T., según el Concilio Vaticano II, Dios dispuso en su sabiduría, revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, hablando a los hombres como amigos (Jn 15,14-15), no quiere decir que le A.T., no se hiciera, pero considerando los conflictos judíos que excluían a muchos, Dios abre sus horizontes revelándose frente a todos los hombre por medio de Cristo (Jn 1,18).
Aquí en este punto es donde todos tendrán un lugar en la asamblea Santa; por medio de Cristo quien muestra el camino a seguir (Jn 14,6), no sin dejar de lado y como se especifica n el Concilio Vaticano II, que no cabe esperar otra revelación más grande, el cual esta llamado a cooperar perfeccionándose en vida de gracia, en la creación divina.
Las apreciaciones de estos dos excelentes teólogos, son de verdad muy reveladoras pero olvidan que el hombre tiene algo en su corazón que es el libre albedrio el cual opaca esta gran Palabra de Dios con la que nos quiere hacer libres, haciendo muy difícil, que el hombre siendo judío o cristiano, logre encontrar un significado real profundo a estas promesas
Aquí un caso es de vital importancia para entender, como llega el ser humano que con sus prejuicios, prepotencias y orgullos, no se permite fluir del todo, para llegar a su final que es Dios, y es el hecho de enfrentarnos a la revelación, encontrando en Cristo su salvación y redención de los pecados, especialmente el pecado original. La antropología teológica des de este punto se hace partidaria y comunitaria de la imagen de Dios, haciendo llegar al hombre al pleno entendimiento de su pecado original, de su arrepentimiento y por último de su vida en gracia, camino directo para llegar a Dios.
El recorrido histórico del mismo hombre, camino de maduraciones y de fracasos, que en muchos casos son necesarios, pero que deben ser superados para encontrarnos con la parte de la revelación, mensaje que apela del que escucha su encuentro con Cristo su salvador, es decir el desarrollo pleno de su existencia personal, comprometiéndose con el dialogo filial con el Padre, poniendo al hombre en una posición sanadora y salvadora consigo mismo y con el resto de la humanidad. Aquí se crea toda una imagen comunitaria de la salvación por medio del compartir con otros el gozo espiritual y la vida en gracia.

Comentarios paralelos sobre: La teología de los escritos Joánicos I (Joachim Gnilka)


La teología de los escritos Joánicos I (Joachim Gnilka)

Joachim Gnilka (Alemania, 1928), profesor de N.T., desde 1975 y considerado uno de los mejores teólogos contemporáneos nos trae un excelente escrito teológico sobre los escritos Joánicos, especialmente el evangelio de Juan, el cual este autor tratando de explicarlo, se divide por así decirlo en el evangelio y en las cartas de Juan, puesto que considera Gnilka, que los prólogos no son nada parecidos, aunque en cierta medida se encuentran algunas similitudes, entre la primera carta y la segunda parte del evangelio de Juan; esto partiendo del pensamiento que estos textos fueron escritos por la escuela joánica, que como ya lo tenemos predicho no significa que la fuente no sea solo una (autor espiritual o vivencial), sino que a la hora de la redacción, estos textos pudieron ser completamente repensados y reelaborados por varias cabezas, dificultando así hasta una sucesión cronológica y una escatológica adecuada, la cual teniendo que estar desde un punto presenta en algunos momentos se muestra a futuro, dando tal vez una evolución entre el mismo evangelio que no permite de verdad un hilo conductor sobre el orden de estos escritos. Esto nos lleva, según Gnilka, a buscar los materiales preexistentes (el problema), que nos dan luces para entender este fenómeno bíblico; citando a Bultmann se logra ver como él considera que aparte de la historia de la pasión, existen dos fuentes escritas en este evangelio que son, la primera; los milagros Joánicos (fuente de los signos), la otra los discursos de la revelación, siendo más notoria actualmente la fuente de los siete signos (1). Bultmann argumenta que las historias son tan diferentes que es difícil creer ya a ciencia cierta, que fueran escritas todas por un mismo autor, pues incluso que este pudo ser la evolución del evangelio de Marcos, se especula también tal vez que el último autor de este evangelio, pudo haber conocido el final de los otros evangelios, o simplemente esto puede ser el resultado de los debates de la escuela joánica, claro esta sin hablar de estos materiales en un sentido estricto.
Gnilka, tratando de darle un orden a las ideas, nos muestra de una forma o de otra como estos han sido repensados y reelaborados, llegando a pensar que definitivamente, esta Juan muy ligado a los evangelios sinópticos, siendo este un terreno bien difícil de manejar, pues es complicado darle una interpretación teológica en este proceso de reflexión y elaboración en el texto. Para ilustrar mejor el panorama que es tan complejo, Gnilka nos da un par de ejemplos visibles; el primero es la multiplicación de los panes (Jn 6,1-15) y Jesús camina sobre las aguas (J, 6,16-21); los dos hechos consignados también en el evangelio de Marcos, van precedidos de la frase “yo soy”, que solo encuentra significado de peso a partir de Jn 6,1, arrojándonos a la parte eucarística del discurso, pasando así de la actuación milagrosa, al discurso revelador, aquí se adquiere el peso teológico que se necesita para el milagro que se convierte en signo.
(1)Jesús convierte en agua el vino, Jesús sana al hijo de un oficial del rey, Jesús sana al paralítico de Betzata, Jesús da de comer a una multitud, Jesús camina sobre las aguas, Jesús da vista a un ciego de nacimiento, Jesús, Jesús resucita a Lázaro.
En este punto la palabra “Pan” (Jn 6,27), que es el mismo Jesús, el hijo del hombre quien lo da, mostrando que le valor que se atribuye a este hecho (milagro), no solo tiene un significado por su parte bueno, sino que también se refleja en el rechazo del pueblo que no es capaz de ver, sino solo, un hecho milagroso, su necesidad humana, impidiéndose ellos mismos, ver el signo es necesario que alguien nos introduzca en ello que es la revelación que acontece en Jesús y en esa frase de “yo soy” al “yo soy eso”, del relato milagroso.
Esto es entendible, si se tiene en cuenta dos fórmulas, la absoluta de revelación y la formula relativa (metáfora), que aquí se evidencia con “yo soy el pan de la vida” (Jn 6,35). Todas estas imágenes del “yo soy”, quedan reducidas a una unidad, que se puede apreciar mejor desde la cristología y desde el punto que tiene que ver también con la salvación del hombre, desde la reelaboración del signo (así como el pan de vida, también la revelación /el revelado transmite vida).
Otro hecho sinóptico que resalta Gnilka, es la aparición del Bautista, que se encuentra tanto en el evangelio de Juan como en Marcos, resalta que gracias al Bautista, Jesús tuvo incluso sus primeros discípulos, porque él los encamino a Jesús. Bautista muestra como el conocer a Jesús es todo un do que se adquiere por medio de la sabiduría divina, que le mostró especialmente a él, ese desconocido (Jn 1,31-33), claro que se hace énfasis que es desconocido desde lo esencial de su ser.
Desde este punto de vista la visión joánica se transforma con respecto al evangelio de Marcos, puesto que aquí el bautista se orienta es exclusivamente, a dar a conocer a Jesús entre el pueblo (Jn 1,31), esta es su escatología; la misión del bautista no es revelar sino dar a conocer, puesto que Jesús se da a revelas por si solo se recuerda aquí el “yo soy”, por su parte Juan el bautista es aquí el “yo no soy” el disminuye para que aquel crezca (Jn 3.29).
Esta exposición que mengua la actividad del Bautista, nos explica que ante los ojos de Juan, pasa a segundo plano resaltando tan solo la venida des Santo Espíritu como signo para conocer a Jesús (Jn 1,33), poniendo nuevamente en relieve la revelación, para que Jesús no siguiera siendo el desconocido entre los hombre (Jn 1,26), destacando que el hombre por si solo no puede conocer a Jesús, es necesario que se revele, relacionando aquí a la fe con el conocimiento.
Gnilka, analiza también la forma y el interés cristológico de la confesión de fe, por parte de los discípulos, destacando que los que lo conocen de primera vista es porque se les otorga el conocimiento para esto, lo expresan como “hemos encontrado al Mesías” (Jn 1,41), hemos encontrado a aquel de quien han hablado y escrito Moisés y los profetas (Jn 1,45), o “tu eres el hijo de Dios, tu eres el rey de Israel” (Jn 1,49). Todo esto enfocado a la consigna que hace Jesús, hacia el mismo con un ¿Qué buscáis? (Jn 1,38) y se encuentra ese “lo encontraron”, enmarcando incluso la terminología sapiencial, que sirve de modelo, para mostrar a Cristo, personificado como la propia sabiduría, pues quien la busca la encuentra, como les paso a los discípulos del bautista. Aquí el autor nos muestra una doble cara de las cosas, pues también escribe del rechazo por parte de quien no la quiere.

Siguiendo con las cosas importantes a resaltar de este evangelio, Gnilka destaca por encima de muchos otros, el de la pasión (compartiendo algunas cosas con Marcos y Lucas), empezando con el prendimiento de Jesús en monte de los olivos (Jn 18,1 ss.), dejando por fuera de sus comentarios la agonía de Jesús en el Getsemaní y el proceso ante el sanedrín, prescindiendo Juan de ellas por cuestiones teológicas, puesto que contraría la imagen de un Rey que refleja su majestad en su pasión y muerte, convirtiendo ese prendimiento, en una escena epifánica, en la cual Jesús con su “yo soy”, se da a conocer (se revela una vez más); lo más probable es que Juan en realidad si conociera la pericona de Getsemaní y el proceso del Sanedrín, solo que ubica estos hechos entre otros a través de todo el evangelio, como por ejemplo: Jesús es el Cristo (Jn 10,24; Mc 14,61), la blasfemia (Jn 10,36; Mc 14, 61-64), las medidas judiciales (Jn 9, 22; 12, 42) entre otros, no sin antes aclarar que el proceso no acaba con el final de su actividad publica.
Viene una parte interesante a todo esto, cuando Pilatos, pregunta a Jesús si es el rey de los judíos (Jn 18,33) es resaltando su señorío y grandeza universal. Se muestra aquí que su reino no es de este mundo, pero ha venido al mundo para mostrar la verdad (Jn 18,36 ss.), claro que para los judíos esto no es motivo de contradicción y negatividad (Jn 19,15).
Esta concomitancia y conjunción de pueblo y mundo, rey de los judíos y rey que ha venido al mundo, define el espacio donde acontece la salvación aportada por Cristo, claro que esta problemática se aclarara por el autor después.
Aquí Gnilka resalta la forma que Pilatos presenta a Jesús “he aquí el hombre” (Jn 19,5), confirmándolo con la corona de espinas y el manto púrpura, que más adelante, toman su color de divinidad, transformando en las propias palabras de Pilatos, en “hijo de Dios” (Jn 19,7). En el resto de la pasión ni sigue ningún título cristológico a fin que todos creyeran por medio de él. Se hace referencia aquí al bautista, resaltando que el no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz (Jn 1,6-8), pero previo a este testimonio uno sobre el logos (procedencia divina de Jesús) así como su encarnación, aquí la relación del logos con el evangelio resalta a Jn 1,14. Para Bultmann la frase “y el verbo se hizo carne”, ofrece el tema del evangelio de entrada, marcando su contenido cristológico de la encarnación, el revelador aparece en su acontecer en un estado de “Pura humanidad”, entendida mejor desde los ojos de la fe.
Claro que para el teólogo católico moralista de M. Theobald, la cristología de la encarnación supones el final de un proceso de desarrollo cristológico, para el la cristología de la encarnación no tiene eco en el evangelio, pues esta está delimitada por la idea de Cristo como enviado de Dios como hijo del hombre, que ha venido del padre y ha vuelto a él, algo así como que el logos divino habría venido al hombre Jesús en el bautismo y le abandona antes de la crucifixión. A esto Gnilka argumenta la posición del logos (1,1-.6), las interacciones de Juan el Bautista en Jn 6,8 y 15 son inserciones como las de Rom, Col, Heb; se remonta aquí al prologo el cual es un comentario introductorio al evangelio, pero también el evangelio por su parte en un comentario del prologo. Juan con el texto del prologo, logra transformarlo en un prólogo, creando un autentico comienzo a su obra. En su preexistencia a Cristo logos o oyó y vio todo lo que comunicó luego a los hombres a su manifestación histórica (JN 1, 4) esto dado como una manifestación natural.
También aquí se hizo histórico el rechazo de la luz, por cuya causa surgen las tinieblas (JN 1, 5), aquí el evangelista se aleja de un problema especulativo sobre el origen del mal y asume la postura característica del evangelio que explica que solo con la revelación se percibe las tinieblas como tinieblas, resaltando la palabra “mundo” ese que esta enemistado con Dios por la historia de los hombres.
Aquí y muy en encima de otros cuestionamientos de Bultmann, Káseman y Feobald, Gnilka hace énfasis en que” (logos) vino a lo suyo”, resaltando que el escándalo de la revelación se mantiene y se expresa en la medida que a Jesús se le reprocha que, pese a ser un hombre, se haga Dios (JN 10, 33-5, 18).
Gnilka nos muestra ya en sus últimos párrafos del texto posibles correcciones de la reelaboración del texto del logos partiendo de los últimos a partes del prologo que se encuentra en la iniciada del revelador. Aquí el evangelista muy efímeramente acepta términos como gracia (1, 14-16) (6, 44), gloria (2, 11). Sin embargo, también aquí existe una conexión entre el texto del logos y el evangelio, constituyendo (en palabras de Gnilka) el punto de partida para exponer una concepción teológica.

En síntesis Gnilka inspirado en exponer su posición sobre el prologo frente al logos nos lleva por todo un camino, que nos enfrenta a un problema donde la revelación, pasando por el testimonio (1, 34), ese “yo soy” que se resalta frente a ese “yo no soy”, es esa revelación que une a la fe con el conocimiento, donde razones teológicas que nos permite ver una reelaboración en este evangelio en mas de una ocasión, llevándonos hasta el propio logos divino del cual parte el prologo del evangelio de Juan , que se confirma que uno a lo suyo dejándonos ver los cambios de orientación del evangelista para, tener varios puntos de partida a nivel general, en la teología.

Ahora bien Gnilka en su recorrido del logos a la revelación Joánica, nos deja ver algunas incongruencias al respecto, como que el argumenta que el capitulo 21 es considerado como un capitulo adicional, pero mas adelante, tal vez muestra que el evangelista pudo haber conocido el final de todos los demás evangelios conociendo así el final de la historia, la verdad tal comentario del capitulo 21 es algo precipitada; por el contrario, y pudiendo ir a lo concreto, no nombra a los siete signos Joánicos, con el fin de darle mas claridad al lector, además de esto deja inconclusos temas como la relación entre la fe y el conocimiento, ( tal vez se haga mención de esto en otro escrito). Dándole si importancia a algo de tan poca relevancia como el uso horario dejando otro tema inconcluso como el tema de los conocimientos y conjunciones pueblo y mundo por nombrar alguna, considerando que aquí debería tener una definición de inmediato, pues se pude perder el hilo de la idea fundamental de esta dualidad de palabras, factor determinante para lo que viene, mas adelante, que al respecto de la explicación de logos en Juan. La verdad que en su juego de palabras logra crear confusión con respecto al versículo 1, 6-8 porque no es especifico que al personaje que ese quiere destacar para la consecución de los hechos es Juan el Bautista.
También y para terminar, hago mención al teólogo M. Theobald cuando se refiere a los logos divino, llegando sobre Jesús en el bautismo, y retirándose en el crucifixión… tal vez si este comentario se hubiera hecho sobre otro de los evangelios fuera mas aceptable su posición, pero es difícil afirmar esta postura, pues en JN no se muestra el abandono literal de Dios frente a Jesús en la cruz. Si esto hubiera sido así seria más fuerte y contundente esta apreciación.
Por ultimo me pareció que si Gnilka hiciera mas énfasis en la palabra “verdad” en su escrito, seria mucho mas bueno de lo que es, pues en el N. T. esta palabra tiene un significado en verdad revelador, pues nos lleva a la sabiduría mas la realidad divina que es manifestada a los hombres en Jesús.



“La condición creada del hombre en el antiguo testamento” según: Maurizio Flick y Zoltan Alszeghy



“La condición creada del hombre en el antiguo testamento”
En este texto, Maurizio Flick y Zoltan Alszeghy, quienes siempre trabajan juntos para estos temas, nos muestran el origen e la fe en la oración, de una forma tan histórica como tradicional, para todos los pueblos, en este caso el pueblo judío del antiguo Israel.
Israel, como un núcleo tan definido como lo era la entrega total al Dios de la alianza (Gen 12,50; 15,17), eran fieles a sus promesas, aun siendo tan nómadas, los judíos, contaban por decirlo así con Dios como su guía (Dt 26,5-9) aquí la revelación se puede ver muy adelantada, en relación con las exigencias y disposiciones de aquellos que la reciben, haciendo al pueblo capaz de semejante profundización, las concepciones originales se van haciendo más hondas bajo el influjo del aliento de vida Divina en las relaciones de los israelitas en este caso y Dios; no solo por medio de sus viajes se sentía su presencia sino también a la hora de sus batallas (Dt 9, 4-6), (Dt 10,14; Sal 89,9-13; Sal 95, 4-5; Sal 14, 8-5; Sal 8,3; Sal 9,2) y hasta por medio del arca de la alianza como tal (Jos 3,5;4,6-7) sino que reconoce a Dios como señor de todo lo creado para el hombre.
Llegamos aquí al Génesis de la creación orientada desde el principio en el hombre, claro que se ve más diferenciado en el Gen 2 que en el, esa condición prioritaria para el hombre, sobre el que están pensadas todas las cosas.
Pero, ¿De dónde se afianza tanto que el hombre sea en realidad la prioridad de Dios y que pensando en él, Dios creara todas las cosas partiendo según el texto de la nada? Debido al destierro constante que tenia el pueblo judío, se fue elaborando aquella teología de la creación, que al empezar de la nada (Gen 1,1-24 “tohuwaboju”) y terminar con todo el espectáculo pensando en el hombre (Gen 1,27). Es por esa fe en la creación por el mismo Dios y su forma en la palabra (Gen 1,1 y gen 2-3), evolucionando a tal punto que se desarrolla, que el pueblo de Israel ya no es el centro de la creación, sino que es el mismo Cristo quien lo es (Hch 4,24-30; 1 Pe 4,14; Is 65, 17-25; 66,22-24); (Apoc. 21, 1-8; 21-23; 2 Pe 3) y que según el N.T. Cristo esta desde el principio presente en la creación (Jn 1,1) y lo muestra mucho también Pablo en sus cartas.
Ahora, el pensar que la creación de Dios sale de la nada, lo vemos plasmado en el concilio Vaticano I en su (D 3002) esta descripción dice que todo fue creado producto de todas las cosas de la nada según toda sustancia. Esta expresión ya se encontraba en el Concilio Lateranense IV, aquí se explica según (Mac. 7,28) que la nada no tiene que concebirse como algo distinto al creador, esto es según la filosofía escolástica.

San Agustín cita al respecto y como dato curioso, que el inicio del génesis (7 días de la creación) hay que entenderlo simbólicamente, pues esta representado en largo tiempos periodos de tiempo.

Santo Tomás pensaba, sin embargo, que este comienzo temporal del mundo, hacia parte de un articulo de fe, revelado en la escritura, claro pensando en una afirmación mítica de las presentación de la total dependencia del universo de Dios, mostrando también que la temporalidad, es parte del dogma de fe. El hombre aquí es producto de la operación trascendental de Dios (Concilio Vaticano I).
Para cerrar este análisis, es importante resaltar también la importancia que le da el Concilio Vaticano II al misterio de la creación, que se encuentra resumido a: “lo que Dios quiere es hacer de todo el mundo una nueva creación en Cristo, incoativamente aquí en la tierra, plenamente en el ultimo día, resaltando al final la creación divina”.
Se podría decir que Flick y Alszeghy, nos muestran una ruta de fiar para el buen entendimiento de la creación del mundo, por Dios para el hombre (Gen 1, 1-24; 1-27), visto desde una visión popular que se ve reflejada en el pueblo de Israel en vista de sus éxodos y/o exilios que son constantes y muy duros. Ellos sin vituperar, nos muestran lo agradecidos con las revelaciones que Dios tiene para con ellos en todos los sentidos (Gen 12-50; Dt 26,5-9; Jos 3,5). Pero aquella teología de la creación, la cual según Gen 1,1, sale de la nada, solo puede ser verídica si se admite que Dios por si solo ha hecho todas las cosas, para su designio de salvación a favor de los que creen en él, ya no solo a nivel del pueblo de Israel, sino a nivel de toda la creación por medio de Cristo.
Es claro en este punto que un factor tan importante como al temporalidad de la creación, la cual en el Concilio Vaticano I y en el Lateranense IV, es de vital importancia para la credibilidad del hecho, pero todo esto desde su primer instante de existencia solo es posible desde una mirada mística del poder de Dios y asumiendo como dogma o misterio de fé del trascendentalismo de Dios, y como completa el concilio vaticano la creación en Cristo, vivido plenamente en el ultimo día.
Este aporte de Flick y Alszeghy que es tan enriquecedor, puesto que se explica de forma muy a la mano, es de verdad interesante. Ellos queriendo mostrar sus puntos de vista nos llevan por un camino del A.T., bastante claro por así decirlo; aunque en el momento de, mostrar el cambio de Dios con respecto a su pueblo elegido (la venida de Jesús), ellos enfatizan si que Cristo es el centro. Es claro que el aporte futuro de los discípulos instrumento del mismo Cristo para dar a conocer esta realidad. Ahora, en el momento de explicar, que según el Concilio vaticano I, describe la creación como “una producción de toda clase de cosas de la nada, no deben existir substancias”, es algo confusión, puesto que si no hay nada no deben existir substancias, lo que quiere decir que Dios, desde la sustancia más mínima, hasta la propia creación, es de difícil entendimiento este pasaje del concilio.
Ha sido enriquecedor como ya lo dije, todo este caminar, que aunque sea tan solo un pequeño preámbulo de la creación y sus inicios desde Dios, si es una puerta para seguir investigando a este respecto; no sin antes tener en cuenta que lo que se busca al final del camino es que el hombre coopere cada vez más y con más fe, al perfeccionamiento de la creación Divina.