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lunes, 12 de octubre de 2009

LOS PROFETAS DEL SEÑOR EN EL ANTIGUO TESTAMENTO


Hombres que de una forma u otra hacen de la obra de Dios posible, no solo anunciando el futuro por medio de oráculos, sino que también hacían de sus vidas toda una obra de Dios, que en su mayoría era casi una misión imposible, siempre la voluntad divina daba la última palabra.
La palabra profeta viene del griego prophetes, que significa “hablar en nombre de otro”. Los profetas bíblicos eran mensajeros que hablan en nombre de Dios, en este caso la palabra en hebreo es nabí “(נכן) llamado”, enfatizando así el pensamiento del llamado de Dios.
El oficio de profeta no era un oficio fácil, y en casos como Isaías busco este oficio, mientras otros como Moisés, Jonás y Jeremías, se quejaron de su vocación al temer un destino peor que la muerte. Esta misión nace en el contexto de la vocación de Israel, como pueblo elegido, con unos elementos comunes como un encuentro con Dios1, un discurso introductorio de Dios2, una misión3, la objeción humana4, la confirmación divina5 y el signo que sella la aceptación del hombre con la voluntad Divina6, junto a esto es importante resaltar las actividades que los profetas realizaban y sus características, las cuales juegan un papel importante, para que el mensaje final de Dios se cumpliera como tenía que ser.
Dentro de las actividades encontramos el predecir el futuro, era como su tarjea de presentación; asesorar a los dirigentes del pueblo y le decían a los reyes lo que Dios realmente pensaba de sus planes o de su administración, no haciendo fácil la relación entre profetas y reyes; los profetas invitaban siempre a un cambio, casi siempre las amonestaciones de los profetas eran mal recibidas, lo cual ponía en peligro sus vidas; el realizar actos simbólicos como el caso de Isaías quien duro desnudo durante tres años para significar el juicio y la vergüenza de Israel, eran típicos de los profetas dejando ver su propia locura extrema para los que no entendían este complejo idioma; por último la pronunciación de oráculos, los cuales siempre empezaban con las palabras Dice el Señor…, anunciaban al pueblo el castigo recibirían si no enmendaban su conducta, frente a Dios7.
Las características vienen acompañadas con sus afectos y debilidades, con experiencias interiores que Dios pone en sus caminos, haciéndose evidente en una vida religiosa sencilla y por lo general en edades adultas, claro que los profetas bíblicos podían ser jóvenes, viejos, ricos o pobres, inteligentes o tontos, hombres o mujeres, además de ser personas con un carácter que resalta su forma de pensar, pues vemos que aunque Dios se quiere manifestar por medio de determinado profeta, no violenta la personalidad de el mensajero. Es vital también destacar que en un profeta es importante la revelación oral (carisma de profecía) y la puesta por escrito para la transmisión del mensaje (carisma de inspiración), con esto era más posible mantener viva la alianza con Dios en el Sinaí y prepararse para la Nueva Alianza, profetizada por ellos mismos como profetas.
Este mensaje de revelación que les correspondía dar a conocer, siempre tenía sus orígenes especialmente en el primer mandamiento8, con el cual revelaban su monoteísmo en una tierra de varios dioses, era necesario que el pueblo entendiera que Dios es soberano absoluto en toda la historia, por medio de las señales y acontecimientos que estos hombres interpretan como manifestación divina en esta misma historia. Si esto no era respetado por el profeta podía ser catastrófico para el profeta, pues podía ser castigado por Dios por no recibir su elección con el amor con que se le da, puesto que el mensaje mesiánico no es algo de lo cual solo se pues hablar una que otra vez y más en momentos como los que vivieron los `rimeros profetas, sino que era su todo.
En el caso de los profetas preexilicos, esta tarea empieza con la profecía de Natán9, descendiente de David; tal profecía quitaba importancia a la monarquía, resaltando su condición de profeta. Isaías al igual que Miqueas10, por su parte aunque tiene en cuenta a la realeza davídica no le interesa darle importancia ningún rey en especial, puesto que su mensaje es resaltar los prodigios del Señor, que a otro personaje de la historia, importancia que culmina con el realce que le da Jeremías con el oráculo del vástago davídico11.

Los profetas exílicos12, este mensaje lo toman como el que todo personaje que en el nombre de Dios traiga la salvación a Israel, sin importar incluso que sea extranjero, dicha salvación vendrá a través del pueblo. Por último los profetas postexilicos le apuestan al juicio divino entre los justos y los impíos, pero con una figura de esperanza por medio de un salvador13.
Después de haber visto algo de las características de los profetas y sus más importantes urgencias, es bueno mirar algo de las características de los libros proféticos, los cuales contienen parte del ministerio profético, aunque algunas fallas en el orden cronológico por cuestiones de los cronistas o de los mismos escritores. También presentan algo de vacios por lo que hace de verdad muy difícil saber no solo cuando fueron escritos realmente, sino que también en muchos casos es imposible saber si fueron escritos por una sola persona o por varias por medio de escuelas, haciendo difícil la explicación de dichas profecías. La compenetración del tipo y el anitipo los profetas la aplican con palabras adoptadas hacia los reyes teocráticos, muchas veces sin respetar intervalos de tiempo, mostrando cierta falta de perspectiva, hasta que logran ser verdaderas en su aplicación a Cristo por su eterna filiación divina. Otra característica muy importante que se ve siempre en los libros proféticos es el uso del tiempo perfecto para el anuncio de hechos futuros como si ya hubieran sido realizados.
Se podría decir que esta zaga de porteas empieza con Moises14, al cual se le promete la existencia de uno como él para siempre15; sigue Aaron16, algunos ancianos que recibieron el soplo Divino17, Débora18 la profetisa y juesa, Samuel el vidente profeta, considerado siempre como el profeta más antiguo19. Después de la división de Judá 20 en reino del norte (Israel) 21 y sur (Judá) 22, es fácil ubicar así mismo a los profetas según su ubicación geográfica en el país, además de ser grandes profetas oradores.

En esta lista profética se pueden hacer varias divisiones, dependiendo incluso de las cualidades de dichos profetas, aparte de donde provenían incluso.los profetas escritores por ejemplo se destacaron a partir del siglo VIII a. C. aquí comienzan a aparecer quienes ponen sus profecías por escrito. Así tenemos a Amós y Oseas en Israel y a Isaías, Miqueas, Nahum, Sofonías, Jeremías y Habacuc en el de Judá. Durante el Exilio profetizó Ezequiel y al regreso del mismo Ageo, Zacarías, Malaquías y Joel. Por último apareció el profeta Daniel en tiempos de los Macabeos.
Según su posición geográfica encontramos en el reino del norte a Ajías de Silo, Jehú, Elías, Eliseo23, Joacaz y Joas, y Miqueas ben-Yimlah; se mencionan los profetas en los tiempos de Jericó, de Gilga de Betel, Amos (hacia el 760-750) y Oseas (comienza su actividad hacia el 753). El año 721 Samaría sucumbió a manos de los Asirios y el reino del norte desaparece para siempre, pero no si dejar rastro por medio de tan grandes profetas.
Según su tiempo también es importante resaltar y tener claro a los primeros profetas y a los últimos; el Tanaj los divide en: los primeros fueron Josué, Jueces, Samuel y Reyes (todos ellos pertenecientes a los libros históricos), y los últimos profetas Isaías, Jeremías y Ezequiel.
El cristianismo por su parte, dividió a los profetas en mayores y menores y según su extensión del libro, su clasificación que no se basa en la importancia relativa de sus profecías sino sencillamente en la mayor o menor longitud de los textos. Su división seria entonces en Profetas mayores como Isaías, Jeremías (con las Lamentaciones, que también se le atribuyen), Ezequiel y Daniel; los Profetas menores son Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. A los tres últimos se los agrupa, a su vez, bajo el nombre de "Profetas postexilicos".
Los profetas mayores, junto con algunos anteriores al destierro, se dividen en dos épocas: Asiria S VIII al VI24 incluyendo a Isaías, Amos, Oseas y Miqueas y Babilonia (612-590 a.C.) Jeremías, Baruc, Nahúm, Habacuc y Sofonías.

Hacia el norte vino la invasión del rey asirio Salmanasar IV, el cual fue deportado en el 721, este territorio fue repoblado por pueblos gentiles a los cuales se les llamo samaritanos25. Por su parte el reino de sur de manos de Nabuconosor, rey de Babilonia, destruyo el templo y la ciudad llevándose a Sedecías26 como prisionero junto con gran parte del pueblo a Babilonia.
Dentro de los profetas que surgieron de todas estas situaciones encontramos con el profeta Amos27, el cual predicó en momentos de supuesta prosperidad, puesto que escondía una descomposición social, una degradación religiosa, por el paganismo, este pueblo de Amos esperaba por supuesto el Día de YHWH, pero con un sentido material y político; su doctrina estaba inspirada inicialmente Majestad Divina, la cual insistía en la elección como fuente de responsabilidad (Am 5, 18-20); la justicia, la cual no se queda en lo social, sino sobre los crímenes contra Dios, el cual solo podrá castigarlos Él; el pecado, con su principio en el orgullo, que conlleva a la ingratitud, la incomprensión del designio divino la degradación del culto y la idolatría; por último el enfatizaba el Día de YHWH, el cual sería un día de juicio, destrucción y condena (Am 5,19), que se reflejará en el gesto de abandonar a su pueblo.
Seguimos con el profeta Oseas28, quien vio pasar después de la muerte del rey Jeroboam II, a seis reyes más n tan solo 24 años, que produjo el resurgimiento del poder asirio que produjo la derrota definitiva del reino del norte por su no pago de tributos al rey Salamanasar V en el 721 a C.; Oseas es un defensor del monoteísmo y su mensaje central era el culto interior a YHWH, por medio del vinculo matrimonial29, el cual se veía reflejado en el pueblo que sufría el castigo del destierro, pero aún con esperanzas de ser restaurado sin importar sus infidelidades, que culminará con la liberación mesiánica por medio de una alianza con una iniciativa permanente que se ofrece, se quebranta y se vuelve a ofrecer. La misericordia Divina es el objetivo de Oseas, que él mismo le muestra al pueblo por medio de su vida30, el cual habla del amor divino y el castigo inevitable, el cual nos da al final un oráculo de salvación que se producirá por medio de la conversión del pueblo.

En el reino del sur, el cual era fiel al principio se corrompió también, excepto el rey Ezequías, encontramos la predicación de Isaías31, es quizás el más conocido y más influyente de los profetas bíblicos, además del más agradecido por tal alto ministerio. La razón de esta importancia es que vivió uno de los periodos más difíciles de Israel. Durante su actividad como profeta, el reino del norte fue destruido por los asirios (721 a.C.) y Jerusalém se escapó de sufrir el mismo destino32. En el relato de su vocación aparecen cuatro temas importantes en su enseñanza que son: la santidad de Dios, la conciencia del pecado, la inminencia de un castigo inevitable y la esperanza de la salvación, este mensaje lo encontramos en las tres partes33 importantes del libro de Isaías. En la primera parte destaca a Dios como trascendente y omnipotente, el autor y creador de la historia del hombre, el cual frente a Dios es una criatura débil y llena de pecado (orgullo y autosuficiencia), pero que trae consigo un retoño que será la semilla santa de los rescatados de Sión (Is. 4,4).
En su segunda parte, encontramos el libro de la consolación (último periodo del destierro); por medio de poemas que narran la exaltación de Israel y Jerusalém y del Siervo de YHWH, por cuestiones de vocabulario, se argumenta que este no fue escrito por el profeta y se denomina el deuteroisaías, situado en la época del exilio. En esta parte del libro Isaías resalta las tradiciones de su pueblo, para que la misión de Israel volviera su mirada a la universalidad de la salvación, recurriendo a las enseñanzas de Abraham y su historia patriarcal, el éxodo de Moisés y la monarquía con David, pero tal vez la más importante es la figura del Siervo de YHWH34, el Siervo sufriente, que en la historia bíblica a tenido varios ejemplares como Moisés, Josías y hasta el mismo profeta; claro que en la actualidad la teoría más aceptada y apropiada es que el Siervo sufriente es el mismo Jesús y el Israel actual.
En la tercera parte, la polémica esta en la relación de los repatriados frente a los que habían tenido que hacerle frente al exilio desde Jerusalém, tiene también como punto importante a ese personaje elegido por Dios y que por su sufrimiento traerá la salvación, que tiene el mensaje de la Nueva Jerusalém a la que acudirán todas las naciones sin intermediarios para llegar al trono de Dios que esta en los cielos, reconociendo así que “El Señor es su Padre (Is 63,7-16)”.
En Judá, encontramos a un exponente del horror y el dolor por la destrucción y la ruina de Jerusalém, Jeremías “El profeta llorón”; hombre de gran amor que tiene la difícil misión de anunciar desgracias, pero que también reafirma la Alianza eterna35 con tono optimista a todo lo que ocurría por estos días en Jerusalém. Recuerda los nexos de Dios con la humanidad, de Dios con Israel36 y la salvación que aleja del pecado al pueblo de Dios por medio de la observancia religiosa, no condenando al culto como tal, sino su falsa interpretación que es la falla y el dudoso formalismo externo. Esto es lo que llevara al pueblo a entender la idea mesiánica, que trae consigo la restauración de la nación por medio del futuro Mesías.
Contemporáneo a Jeremías, encontramos al profeta de los deportados “Ezequiel”, hombre distinguido de Jerusalém, era sacerdote del templo, que fuera desterrado a Babilonia diez años antes de la caída de Jerusalém en el 586 a.C., el tenía dos grandes preocupaciones: la primera corregir la falsa desviación moral-religiosa y mostrar al Mesías de la Salvación Eterna, que traía consigo un mensaje de renovación interior que vendría solo obteniendo un corazón y espíritu nuevo que será dado por Dios a los hombres.
Junto con Oseas y Miqueas encontramos a otros profetas menores y contemporáneos entre si, como lo fueron: Sofonías, el cual iba a la raíz del pecado, la cual se reflejaba en la falta de amor y fe, su profecía era de verdadera esperanza después del juicio, en la cual Dios restauraría a su pueblo de Israel y le daría “fama y honor entre todos los pueblos de la tierra”37; Nahúm38 por su parte era uno de los libros más violentos del A.T., pues cuenta con gozo la derrota del terrorífico imperio asirio, derrota que traería consuelo para toda la región (Nahúm 3,19); Habacuc y sus oráculos datan del s VII a.C., en Judá, estos contaban que aunque el poder de los babilonios iba en aumento su caída era inminente, aunque el silencio de Dios era ensordecedor para Habacuc, le dejo muy en claro que los justos vivirán por su fe (Habacuc 2,4)39; por último veremos a Baruc, profeta muy importante porque nos introduce en las comunidades de la dispersión y como se conservaba la vida religiosa en ellas y su relación con Jerusalém , la oración, el culto de la ley, el espíritu de desquite y los sueños mesiánicos.
A pesar de su brevedad, estos escritos de los profetas menores, ocupaban igualmente un lugar importante en las escrituras sagradas de Israel, algunos de estos escritos fueron incluso encontrados en los rollos del Mar Muerto, ejerciendo gran difusión tanto en el judaísmo como en el cristianismo. Existen otros libros de profetas en el A.T. tales como Joel, Ageo, Zacarías, Jonás y hasta el Mismo Daniel, que nos llevan por el dolor pero también la salvación Del pueblo elegido por Dios en el A.T., y su influencia hasta hoy día, para algunos a veces tan solo como una narración histórica, para otros una buena clase de cartografía y arquitectura antigua y para otros aún no pierden su contenido netamente profético de estos libros.

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1. Esta irrupción de Dios va acompañada de la presencia divina de forma súbita, sin previa preparación, sin entrar en trance, sin éxtasis ni fenómenos extraordinarios.
2. Este suele ir acompañado con la fórmula “El Señor esta contigo” (Ex 3,4-9; Jer. 1,5)
3. Este es el encargo concreto expresado normalmente en imperativo con el verbo enviar o marchar. (Ex 3,10; Os 1,2-9)
4. Amós y Oseas no las reflejan expresamente, pero a lo largo del libro queda claro que tuvieron que contravenir sus deseos naturales. (Ex 3,11; Am. 3,8)
5. Normalmente con la formula “Yo estaré contigo”. Amos y Oseas tampoco recogen expresamente esto, pero hablan con la certeza de saberse portavoces de Dios. (Ex 3,12 ; Jer. 1,7-8)
6. Como ejemplo podemos tener en cuenta a Isaías y el anuncio del “tocón”, del que brotará el pueblo fiel; y a Ezequiel se le da la certeza de su misión, al darle a conocer que sus oyentes no le aceptarían ni acogerían su mensaje; entonces en el caso de Isaías podría ser el Emmanuel (Is7), y en Ezequiel la acción simbólica de comer “el rollo” ( Ez. 3,1)
7. Jeffrey Geoghean, PhD & Michael Homan, PhD; La Biblia para Dumies, Ed. Norma, 2003, pp 226.
8. Ex. 20- 1,6; Deut. 5- 1,6
9. 2 Sam. 7,14
10. Miq. 5,1-5
11. Jer 23,5-6
12. Su mayor exponente es el profeta Ezequiel y su narración de los huesos secos (Ez. 37)
13. Dan 7,9-14
14. Dt. 18,15
15. Am. 2,11
16. Ex 7,1
17. Num. 11,24-30
18. Jue. 4-5
19. 1 Sam. 3,20; Jer. 15,1
20. El hijo de Salomón, Roboam, no había heredado la sabiduría de su padre. De hecho, debido a su insensatez, la nación se dividió en dos. (1 Reyes 12)
21. Israel estaba conformado por las diez tribus del norte, entre ellas Jezreel, Silo, siquem; numerosas transiciones dinásticas a lo largo de los siguientes doscientos años, dando origen a varias capitales, pero la más importante fue Samaria. La Biblia para dummies; Ed. Norma, 2006, pp. 187 ss
22. Judá por su parte, permaneció estable. La capital quedo en Jerusalém, y la dinastía establecida por David, duro más de cuatrocientos años, siendo una de las más largas de la historia. La Biblia para dummies; Ed. Norma, 2006, pp. 187 ss
23. Elías y Eliseo fueron dos profetas extraordinarios y sus viajes y batallas comprendían una absoluta devoción a Dios. Elías fue inicialmente enviado por Dios al desierto, al otro lado del rio Jordán, don fantásticamente fue alimentado por los cuervos, así como también fue llevado al cielo en un carro de fuego (2 Re. 2,11) en medio de un torbellino y despidiéndose de Eliseo, se fue hacia el cielo. Eliseo por su parte atravesó el rio Jordán y regreso a Israel para continuar la tarea que Elías había comenzado.
24. Hay que tener en cuenta que este cambio de siglos con respecto a los años a.C., el cual se puede entender de la siguiente manera: El tiempo antes o después de Cristo fue una forma de referencia de tiempo creada por los monjes escribas y traductores de la biblia para situar de mejor manera los datos históricos de la biblia haciendo así una brecha, utilizando el antes y después de Cristo. Antes cada reino llevaba la contabilidad de su tiempo comenzando de la fecha inexacta de su fundación y esta muchas veces variaba con respecto al rey en cuestión y si acababa de asumir al poder o si había conquistado recién el reino. La referencia al tiempo mas común en la historia antigua es la referencia de los años de Roma y esta empieza desde que roma conquistó a sus pueblos vecinos y comenzó su reinado, así se habla del nacimiento de Cristo no en el año cero de nuestra era sino en el año "XXXX" del año de Roma. Como ejemplo también se podría decir que el año 100 de Roma era el año 460 de Babilonia o el 322 de Egipto o el 520 de Persia y sin embargo todos se encontraban viviendo los mismos días y el mismo momento.
25. Los samaritanos son un grupo étnico y religioso que se considera descendiente de las doce tribus de Israel. Hablan árabe o hebreo moderno. Para sus ceremonias religiosas utilizan el hebreo samaritano o el arameo samaritano. En el año 722 a. C., los asirios conquistaron a las diez tribus del reino de Israel, la Biblia cuenta que el pueblo original fue al exilio y fue reemplazado por gente foránea a quien se le dio cierta instrucción religiosa similar a la judía. Aunque el pueblo samaritano, originado con esta mezcla, reconocía la Torá, fue despreciado por el pueblo judío. Entre el siglo IV a. C. al VIII d. C. la lengua samaritana fue una rama occidental del idioma arameo, usada comúnmente para hablar y escribir, produciéndose entonces la traducción del Tárgum samaritano. Luego en el habla corriente fue desplazada por el árabe y en los escritos fue muy influida por el árabe y también por el hebreo.
26. Hijo de Josías, es el último rey de Judá (598 a. C.-587 a. C.), nombrado por Nabucodonosor en lugar de su sobrino prisionero Joaquín. En el Libro de Jeremías aparece como soberano débil, que toma partido por Egipto, con lo que Nabucodonosor le castiga destruyendo Jerusalén y desterrando a muchos judíos.
27. Del 760-50 en el reinado de Jeroboam II
28. Desde el 745-725, en la mitad del S VIII a.C.
29. Es un vinculo que se podría entender como la Santísima Trinidad que se podría entender como: un YO + un TU = LOS TRES que creamos entre los dos.
30. Se habla aquí de la petición que Dios le hace a Oseas de casarse con una prostituta, la cual encarnaba a Israel que se había prostituido, adorando a dioses paganos.
31. Hacia el 742-700 a.C.
32. Jeffrey Geoghean, PhD & Michael Homan, PhD; La Biblia para Dumies, Ed. Norma, 2003, pp 226.
33. Is. 1-39, recogería las palabras de un profeta de Jerusalém del S VIII; en Is. 40-66, en cambio, el profeta (a quienes lo biblistas llaman segundo o Deuteroisaias, declaraba el fin de la ira de Dios y la promesa de regresar del exilio); algunos biblistas identifdican los capítulos como tercer o Tritoisaias encontramos a Is. 56-66, con otros cambios de vocabulario y de perspectiva, haciendo a Isaías el profeta de todos los tiempos.
34. Is. 42,1-4; 49,1-6; 50, 4-11; 52, 13-53, 12
35. “Yo seré tu Dios, vosotros seréis mi pueblo” (Jer. 24,7; 31,31-34; 32,41)
36. Al igual que Oseas, también se muestra con una alianza de corte matrimonial, mostrando a la idolatría como verdadero adulterio.
37. Sofonías 3,20
38. Significa “consuelo”
39. En el N.T. el apóstol Pablo cita a Habacuc en Gal. 3,11 y Rom. 1,17